lunes, 24 de diciembre de 2007

Enciendo una luz. Ahora veo todo.



Enciendo una luz, para iluminar el camino. Tomo una decisión, escojo llenar de luz mi camino. No permito que la oscuridad me ataque. Soy dueño de mi propio camino, de mi propia luz. No permito distracciones y ando hacia donde he fijado mis metas. Seres extraños y conocidos me distraen, unos intentan hacerme caer, otros me convencen, ríen y platican, otros me hieren y algunos más me hacen recordar y mirar hacia atrás... pero no me permito salirme de mi camino.

Tomo la decisión de iluminar mi vida y seguir adelante...

Pude decidir quedarme en el camino a ver la naturaleza crecer, a ver el sol salir desde este pundo del universo. Disfrutar para siempre del aire cálido y húmedo. No volver a ver a nadie más ni descubrir ningún nuevo horizonte. Sacarle jugo hasta más no poder al paraíso. Envejecer con mis demonios controlados y bailar para siempre la danza de la dicha con los ángeles del placer. Pero me hubiera quedado pequeño, y ese no es mi destino.

Pude decidir también quedarme en el camino a sufrir; dejarme consumir en el fuego de la desidia y el dolor. Ser torturado para siempre por todos y cada uno de los elementos que me rodean. Dejarme vencer y disfrutar mi fracaso, llorar y marchitarme, regodearme en el dolor. Enaltecer la memoria de mi padre y vivir incluso en su sombra. Portar el gafete de "fracasado" y la camiseta de indeseable y vergonzoso para los demás. Apestar y sentirme "en casa" en medio de la inmundicia, el miedo y la persecución. Pude escoger esto (con gran facilidad, para mi sorpresa) pero este no es mi destino.

Pude escoger ser un guía. Comprometerme con la sabiduría universal y canalizar el amor a todos los que me rodean. Ayudar a todos a encontrarse a sí mismos. Hacer una vida de esto y luego portar el mote de charlatán, hereje, descarriado o desaprovechado (la diferencia en cada mote radica en la ideología o religión en la que se respalde) aunque mi consciencia estuviera tranquila. Pude escoger este camino pero prefiero solo disfrutar de este don como un regalo para los que me encuentren en el camino. Tal vez me ayude a avanzar, es un regalo de la vida para el camino, pero no es mi destino.

Pude escoger el sórdido hedonismo. Dejarme llevar por los placeres y aprovechar mis dones y mi inteligencia para crear un imperio de sensualidad y redituable ligereza. Aprovechar las debilidades de los demás para triunfar. Dedicarme a liberar la tensión moral de las personas y hacer de ello una vida. Pero el universo se encarga de alejarme de este camino, cuando estoy cerca de él. Los roces que he tenido con esta vida me ayudan a avanzar, pero definitivamente no es mi destino.

Pude escoger quedarme en el camino usar el calendario de vida que se imprime cada año y al cual están sujetos la gran mayoría de los seres humanos. Hacer lo que "se espera" y lo que "todos hacen". Someter mis sueños y deseos a un terrible destierro, que tarde o temprano regresaría con quién sabe qué fuerza paa atormentarme. Inventarme una familia, encajar en el molde de cotidianeidad que se manufactura todos los días y se vende como pan caliente en los comerciales de la tele. Quedarme en el olvido y convertirme en un número, una estadística. Ser parte "del grupo", "de la sociedad", títulos inventados por aquellos que creen que esa es la única verdad sólo porque tienen miedo de todo lo que eso no es. Y junto con ellos pude tener miedo eternamente a la "otredad" (término muy zarandeado en la década pasada), y ponerme con orgullo mi collar blanco cada día de mi vida hasta morir. Pero la vida me ha desdibujado este camino y me ha abierto puertas, que de no haber aprovechado no hubiera crecido; hubiera sido pobre de espíritu y pobre de vida, ese no es mi destino.

Ahora puedo decir que mi camino es individual y único, y que estoy construyendo un nuevo molde con posiblidad de ser actualizado cada minuto como si de un software se tratara, para que otros en el futuro lo sigan y se inventen nuevos cada día.

Enciendo una luz para avanzar. Tuve miedo mucho tiempo. Esperé ayuda mucho tiempo. La oscuridad me amenazó y sí, me atacó, casi caigo muerto. Pero ahora yo decido eliminarla para siempre y lo haré siempre que quiera acecharme... Enciendo una luz para iluminar mi vida y la de los que me rodean. No me permito perderme más. Ahora sé dónde estoy y hacia donde voy. Soy poderoso y bendecido; y uso mis dones para alcanzar la vida eterna, la trascendencia, el triunfo, la plenitud. Esa es mi meta y éste es mi camino... Claramente iluminado.

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