miércoles, 6 de agosto de 2008

Nueva Esperanza


Hoy tengo una nueva esperanza, tengo que hablar de ella porque hace mucho que no tenía una esperanza así. Lo extraño es que viene sola, sin un evento que la anuncie, sin una persona que la cargue, simplemente es una luz que ha surgido en mi mente. Un ángel que me ha soplado al corazón y me ha dicho: “Aguanta, no temas, todavía vienen cosas mejores”. Así me ha llegado esta esperanza, como una inspiración. Como parte de la vida que debe fluir y continuar, nunca termina. La nueva muerte es un cambio, y está anunciado ahora un cambio, pero a favor, y cuando se siente el aroma del nuevo viento a favor, a eso se le llama esperanza

La esperanza suena a música de voces, es un coro lejano de niños o ángeles que se une al sonido del viento, de la vida, de las respiraciones y de los latidos del propio corazón.
La esperanza huele a pan dulce, a galleta recién horneada, huele a flores dulces y frescas, como los jazmines, las lilys o las gardenias.
La esperanza sabe a agua fresca. Es del color del sol al amanecer, que aunque calienta no quema, sino que más bien subraya el frescor de la mañana. Es una larga y profunda inhalación con su respectiva exhalación en un sonoro y liberador suspiro.

Hoy tengo una esperanza nueva, y tengo que hablar de ella porque hace mucho que no tengo una esperanza así.

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